La imagen profesional es la percepción que se tiene de una persona o institución por parte de sus grupos objetivos como consecuencia del desempeño de su actividad profesional.
Ya sea de una empresa hacia un individuo o el desempeño de un individuo en una organización. La Imagen personal transmite características o cualidades a través de los códigos de la imagen.
Se trabaja para estar al día en conocimientos, habilidades y competencias, se debe tratar la imagen personal y estar en constante evolución y crecimiento individual, sin frivolidad y como herramienta de comunicación de gran valor.
Existen habilidades sociales que se desarrollan a lo largo de la experiencia y son el conjunto de conductas y capacidades que permiten interactuar y relacionarse con los demás, es decir, el trato, la forma de saludar, la puntualidad, etc.
Todo influye en la percepción de tus interlocutores. En resumen, es el arte de «saber estar».
La actitud es el comportamiento ante cualquier situación. Es sumamente importante pues refleja la forma de hacer y de ser, puede crear una diferencia de forma positiva o negativa, depende del impacto que cause.
Proyectar las cualidades, habilidades, competencias, valores, que se quieren comunicar es clave para unificarse con la esencia y la credibilidad ante los receptores del medio en el que el individuo se desenvuelve.
La primera impresión que se provoca hacia la audiencia posiciona la imagen personal, es por eso que tiene un grado de importancia muy alto.
Hace que los demás creen un juicio de valor sobre la persona a través de su carta de presentación, en milésimas de segundo. Al receptor le bastan 7 segundos para una primera impresión. La imagen es expresión online y offline, ya que el 93% de la comunicación es no verbal.
En un primer encuentro con la audiencia la información será percibida un 55% por la imagen externa, 38% por la comunicación no verbal y el 7% por las palabras. Presencialmente o a través de una pantalla.
Existen dos son los factores primordiales que influyen en esta percepción: la manera cómo se comporten durante el transcurso del contacto personal y la forma como se responde en el momento en que suceda una crisis; estos son los dos rubros que determinarán una imagen profesional: el protocolo y el manejo de crisis.
PROTOCOLO INDIVIDUAL/PERSONAL
El protocolo es un conjunto de reglas que rigen el comportamiento y que han quedado establecidas por la costumbre o por un decreto específico.
Es una forma peculiar del comportamiento que se da entre todos aquellos que practican una actividad profesional: son sus formas, tiempos, lugares y rituales que se dan por sentado que todos los participantes observarán.
Son habilidades ejecutivas que determinan la imagen que los demás se forjan de un profesional y que pueden adquirirse a través de una correcta capacitación.
La identificación social permite que cada individuo pueda realizar un auto reconocimiento del lugar que ocupa en cada grupo social al que pertenece o se ha integrado y el porqué.
Así pues, la identificación social ayuda a que cada individuo reconozca cuáles son aquellos valores, creencias, estereotipos, gustos, poder adquisitivo, prejuicios, género, entre otros aspectos, que comparten entre sí.
MANEJO DE CRISIS AUTÓNOMA
Al mismo tiempo que la zona de desarrollo próximo incluye todos los conocimientos y habilidades que una persona aún no puede entender o realizar por sí misma, pero que es capaz de aprender con orientación y aprender a sobrellevar.
Las crisis llegan en el momento que menos se esperan y sorprenden por el desconocimiento personal, de la situación y del enemigo que se enfrenta.
Una crisis es una situación complicada en la que se producen serias dudas acerca de que un asunto o proceso pueda continuar, modificarse o terminarse.
Todos viven tiempos difíciles y en el transcurso de ellos se compromete seriamente la reputación y se corre el riesgo personal o profesional.
Es durante estas situaciones donde salen a relucir las verdaderas fortalezas y debilidades de un ser humano.
Antes de que las crisis están sucediendo debe existir conocimiento de las fortalezas y debilidades para así poder conservar la serenidad para analizar el entorno al que hay que enfrentarse y tomar con oportunidad, iniciativa y responsabilidad las decisiones que permitan salir de ahí con éxito.
El buen manejo de crisis enfocándose en el autoconocimiento (como se mencionó anteriormente), parte desde un análisis interno y externo en donde se le brinda la importancia necesaria a tener coherencia física y emocional.
